En medio de la pandemia y fuera del protocolo de AFA, hubo una fuerte presencia de hinchas en el Estadio Único el pasado viernes. Nuevamente, la fiesta es para pocos...
La TV, la radio, páginas web y redes sociales son la nueva forma de conectar entre el simpatizante y su equipo favorito en tiempos de pandemia. Y desde que empezó esta nueva modalidad, sobre todo en campeonatos nacionales, la polémica se insertó cada vez que un equipo se presenta en su casa, y obviamente, en nuestra provincia, no es la excepción.
Los hinchas y sobre todo los socios que depositan su dinero y continúan ayudando a los clubes pese a la problemática económica actual, ven desde su hogares situaciones que están lejos de ser equitativas y se preguntan una y otra vez, que sucede a la hora de organizar eventos en los que se ven beneficiados ciertas personas, que ni siquiera son seguidores de su entidad. Y desde este lado, en la prensa, nos preguntamos lo mismo: ¿Che, estos son periodistas?.
Lo vivido en Central Córdoba - River, es algo que parece ser moneda corriente. Lo observamos en anteriores presentaciones del "Ferro", ya sea en el Terrera o en Único, y también en Primera Nacional con otros representantes.
Lo más preocupante es que seguimos en pandemia. Ya nuestro sitio web tuvo la chance de destacar esta situación, en una nota publicada en Octubre pasado. Pero parece que no hubo reacción alguna e incluso, luego de las últimas medidas tomadas por la Asociación del Fútbol Argentino, de reducir no solo la presencia de "invitados/allegados" sino también de los medios de prensa, aún estas condiciones de cuidado personal y colectivo, en momentos en que los casos de Coronavirus aumentaron notablemente en el país, parece que no llegaron a Santiago del Estero.
Lo cierto es que el viernes de la semana anterior, River pasó su fútbol por tierras santiagueñas. Algunos festejaron, gritando los goles, alabando figuras como Ponzio y compañía, y otros se fueron enojados, por lo hecho por Central, sobre todo en el segundo tiempo. Todos ellos, desde un cómodo lugar en la última bandeja, entre los palcos VIP y bajo las cabinas de transmisión.
Y mientras algunos todavía esperamos por ingresar a trabajar, respetando las medidas que tanto buscan "cuidar" al otro, muchos ya dejaron sus televisores apagados en sus hogares y observan en vivo y en directo, desde la tribuna, con su pulsera en la muñeca y dejando de lado los controles de seguridad.
En resumen, son hinchas, se ponen contentos a veces, y otras, no tanto. En medio de la pandemia.
Otra vez.
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